Ante autoridades gubernamentales y regionales, representantes de la sociedad civil y comunidades católicas el padre obispo Luis Infanti presidió el solemne el “Te Deum 2024” en la Catedral de Coyhaique.
Desde el texto bíblico de la Primera Carta a los Corintios (12, 12-27) el pastor de Aysén animó ante la asamblea reunida la esperaza y la confianza ante “una época de mucha incertidumbre y de enormes problemas”; e insistió que a pesar de vivir “una profunda crisis ética y moral, sea a nivel de personas, sea de instituciones y organismos públicos y privados…” “Aún de las nubes más negras, cae agua limpia”
Por eso, recalcó el Vicario Apostólico de Aysén, “necesitamos, y a eso debemos comprometernos, de líderes – educadores del corazón y del alma humana, constructores de esperanza, que siempre rima con confianza”.
El “Te Deum 2024” del Vicariato Apostólico de Aysén fue transmitido en directo por el medio vicarial Radio y Televisión Santa María y sus redes sociales. Compartimos, a continuación, el registro audiovisual íntegro de la homilía del padre obispo Luis, y más abajo el texto.
TE DEUM – Fiestas Patrias, Coyhaique 18 – 09 – 2024
ESPERANZA RIMA CON CONFIANZA
(Texto bíblico: 1 Corintios 12, 12-27)
Muy estimados hermanos y hermanas:
Autoridades civiles, políticas, judiciales, militares, de orden y seguridad, hermanos del ámbito poblacional, religioso, cultural, educacional, sanitario, comunicacional, fieles todos.
Fiestas Patrias es una oportunidad para reconocer que vivimos en una tierra privilegiada y en un pueblo que tiene historia, cultura, fe. Un pueblo construido por personas, instituciones y organizaciones que anhelamos una Patria próspera, feliz, unida y en paz.
Tarea nada fácil, pero posible, porque, como nos indica la lectura bíblica de San Pablo que hemos escuchado, la Patria es como UN cuerpo, con muchos miembros. Cada miembro es importante, tiene una función específica, ninguno se basta a sí mismo, cada miembro sirve solo si está unido al cuerpo, y un cuerpo sano es cuando todos sus miembros están sanos. Hay una armoniosa UNIDAD en la DIVERSIDAD. Y los miembros que parecen más débiles, nos dice San Pablo, necesitan de mayor cuidado y protección.
La historia de nuestra Patria, desde sus orígenes, ha tenido héroes y santos que han marcado un ALMA unificadora, un legado que estamos llamados a fortalecer y proyectar en el contexto latinoamericano y mundial, frente a la historia y a los desafíos de estos tiempos de una nueva época de la Humanidad.
Una época de mucha incertidumbre, de enormes problemas, pero también de esperanzas.
Hoy queremos dar gracias a Dios por estos tiempos y por esta Patria que estamos construyendo, reconociendo la valentía de tantas personas de buena voluntad que día a día ponen su corazón, su inteligencia, sus manos para hacer reinar la solidaridad, la esperanza, el compromiso, la democracia, la prosperidad, la armonía, la alegría, el diálogo, la fraternidad en nuestro pueblo.
Sin embargo, en estos tiempos reconocemos con dolor y preocupación que también hay “nubes negras” que oscurecen nuestro futuro.
Nuestra democracia está enferma, carcomida por virus malignos de corrupción, violencia, crimen organizado, narcotráfico, trata de personas, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos, delitos económicos, fraudes, abusos, divisiones, arrogancias, descalificaciones que buscan víctimas,…
En fin, vivimos una profunda CRISIS ÉTICA Y MORAL, sea a nivel de personas, sea de instituciones y organismos públicos y privados.
Un cáncer preocupante para nuestra vida social, política, económica, si se instala y se mantiene una “cultura del mal”, amparada incluso por entidades que tienden a ser “secretas”.
No es una enfermedad de ahora, ya 20 años atrás sufríamos y denunciamos este cáncer con el llamado “Caso Aysén”, que tanto dolor provocó en varias familias de nuestra Región y cuestionó a estructuras de poder político, judicial y económico.
Por todo esto nos preguntamos: ¿Qué nos pasa? ¿Qué Patria estamos construyendo? ¿Qué pasa en nuestro corazón?
Estas situaciones preocupantes que causan desconfianza, miedo, desesperanza, inseguridad, temor en nuestro pueblo, son fruto de causas más profundas, que no se solucionan sólo con leyes (evidentemente necesarias), tecnologías o fuerzas de seguridad, sino con una profunda cirugía a nuestro corazón, para hacer florecer los dones que Dios nos ha regalado a todos: el AMOR. Amor a Dios, Amor al prójimo, Amor a nuestra hermana – madre tierra.
Si como pueblo somos un solo cuerpo, cuando un miembro sufre, todo el cuerpo sufre, y un cuerpo sano necesita de todos sus miembros sanos.
Por eso que en la construcción de nuestra Patria NO cabe la neutralidad y menos la indiferencia.
No podemos seguir tratándonos como “enemigos”, pues somos hermanos, con la dignidad de hijos e hijas de Dios, con derechos y deberes que promuevan siempre la VIDA, desde su concepción hasta la muerte natural.
Pero, como dice el refrán: “Aún de las nubes más negras, cae agua limpia”, de estos tiempos y situaciones dolorosas, en que los que más sufren son los empobrecidos, los descartados, los marginados, debemos reaccionar y educarnos, todos, juntos, a los valores ético – morales que nuestros antepasados vivieron con valentía, sacrificio y honestidad.
Necesitamos fortalecer la FAMILIA, la ESCUELA, la ESPIRITUALIDAD, las INSTITUCIONES.
Necesitamos EDUCADORES DE CONFIANZA Y DE ESPERANZA.
Próximos ya a nuevas elecciones, con consciente discernimiento, busquemos personas de probada responsabilidad, honestidad, confianza y amor a la vida para que asuman cargos de poder cívico, político, social, para SERVIR sabia y generosamente a nuestro pueblo.
Esto lo esperan con urgencia:
– los niños y jóvenes para una educación integral, que les potencie la mente, el corazón y la voluntad, libre de ideologías que les hieran su dignidad;
– lo esperan tantos ancianos, muchos de ellos solos y enfermos, necesitados de valoración y dignidad, y reconocidos en su experiencia de vida, incluso con pensiones más dignas, superando lentitudes y posturas bien poco éticas de algunos políticos;
– lo esperan los pueblos originarios para ser más considerados con su potencial cultural y moral;
– lo esperan los trabajadores y amantes de la tierra y de los mares, para que el afán economicista y consumista no se sobreponga a su depredación y a su privatización elitista;
– lo esperan tantas víctimas de distintas manifestaciones de violencia, para una vida más digna, sana y segura.
Necesitamos, y a eso debemos comprometernos, de LÍDERES – EDUCADORES del corazón y del alma humana, constructores de ESPERANZA, que siempre rima con CONFIANZA.
Personas e instituciones que promuevan justicia, fraternidad y paz para un pueblo nuevo, en feliz armonía con quienes tienen algún grado de autoridad.
Como Iglesia Católica, el próximo año impulsaremos en todo el mundo un año de Jubileo bajo el lema “PEREGRINOS DE ESPERANZA”, pues en una Humanidad traspasada por el horror de varias guerras, queremos comprometernos en ser artesanos y constructores de ESPERANZA Y PAZ.
La PAZ, don de Dios y tarea humana, nos compromete con nuestra Patria y con los países hermanos de América Latina, especialmente este año en que celebramos los 40 años de la firma del Tratado de Paz entre Chile y Argentina, y aprovecho desde ya, a invitarlos para el sábado 19 de octubre, en que nos encontraremos con hermanos de la Patagonia Argentina en Balmaceda, para reafirmar y fortalecer el compromiso de paz y amistad entre nuestros pueblos.
Que cada uno y cada una de nosotros seamos como gotas de agua limpia que, todos juntos, formemos ríos de agua viva, ríos limpios e impetuosos de justicia, de unidad, de fraternidad, de paz, cohesionados por la fuerza del AMOR.
Desde nuestra pequeñez y humildad, pidamos a Dios y a nuestra Madre y Patrona, la Virgen del Carmen, que salve a Chile de todo mal y nos bendigan con su paz y la alegría de servir. AMEN.
Luis Infanti de la Mora – Vicario Apostólico de Aysén