Muy queridos hermanos y hermanas:
La Gracia de Dios, tan fecunda en la Virgen María, haga fecunda también nuestra vida.
Con alegría y esperanza celebramos el mes de Septiembre, animados por Fiestas Patrias y por el Mes de la Biblia.
La Palabra de Dios nos hace sensibles y disponibles en escucharla y ponerla en práctica para hacer fecunda la vida de nuestra Patria, donde, como Iglesia, tenemos una misión evangelizadora, profética y esperanzadora.
Palabra de Dios que no es sólo la revelada en la Biblia, sino también la que permanentemente Dios nos comunica en la creación, en los Sacramentos, en los hermanos, en los pobres, en los acontecimientos de la vida y en nuestra misma vida. Para ello necesitamos impregnar de fe nuestros OJOS para VER con los ojos de Dios, impregnar de fe nuestro CORAZÓN para SENTIR y palpitar con el Sagrado Corazón de Jesús, impregnar de fe nuestros OÍDOS para ESCUCHAR las Palabras, los gritos, los clamores de nuestros hermanos, en la Iglesia y en la sociedad, impregnar de fe nuestras MANOS para abrirlas y unirlas a otras manos en SOLIDARIDAD.
Vivimos tiempos de graves amenazas a la paz, a la convivencia fraterna (amistad cívica, democracia), a la dignidad de las personas, a la confianza en las instituciones, a la armonía de la creación, a la COMUNIÓN.
En estos clamores, desde nuestra fe, no podemos ser neutrales y menos indiferentes.
El DISCERNIMIENTO es esencial para buscar responder incisiva y de manera fecunda a estos desafíos actuales, con sabiduría, sabiendo que nadie tiene respuestas definidas y tajantes, aunque los principios que nos da el Mensaje de Jesús y su Evangelio sean claros y convincentes. En este discernimiento necesitamos participar todos, especialmente en nuestras comunidades cristianas, con humildad y valentía, siempre inspirados por la Palabra de Dios y una intensa oración.
En este año JUBILAR, como peregrinos de ESPERANZA, sentimos con mayor urgencia crecer en el “trípode” de las virtudes: FE – ESPERANZA – CARIDAD.
Que el Espíritu encienda y acreciente LA LLAMA DEL AMOR en cada uno de nosotros, para encender y crear los “cielos nuevos y tierras nuevas” en la construcción de Su Reino.
Que Santa María nos proteja de todo peligro y nos ayude a ser fieles discípulos – misioneros de Cristo en nuestra querida Patagonia.
Les saluda fraternalmente y bendice
+ Luis Infanti De la Mora, osm – Obispo Vicario Apostólico de Aysén