EDITORIAL: 2025 – UN AÑO DE GRACIA: PROFETAS DE ESPERANZA

Padre obispo Luis
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Muy queridos hermanos/as, Pueblo de Dios que peregrina en Aysén: ¡Paz y bien!

Como cada 25 años, el querido Papa Francisco nos alienta a vivir un AÑO DE GRACIA DE DIOS: un JUBILEO.  Año de Júbilo, de gozo para crecer en el Amor de Dios y renovar nuestra misión profética como Iglesia, para celebrar al Dios-con-nosotros.

En un mundo gravemente herido por diversas crisis: las ansias de poder, la violencia, el armamentismo, las guerras, la corrupción, el consumismo, la pobreza, la depredación de los bienes comunes y la crisis climática, la inestabilidad y la inseguridad, y tantas estructuras de pecado y de muerte que ponen en grave peligro la fraternidad, la democracia y la paz, en una palabra, el FUTURO DE LA HUMANIDAD, desde la Familia de Dios (Iglesia) necesitamos encender luces y signos de liberación, de ESPERANZA, de alegría y de caridad.

Vivimos en tiempos de “dolores como de parto” (San Pablo), clamando al Espíritu de Dios que fecunde en cada uno de nosotros las semillas del Amor y de la Paz, para engendrar una NUEVA HUMANIDAD.

La Espiritualidad está en el alma humana. ¿Quién la llenará?

¿El consumismo, las ideologías, el poder, los sistemas económico-políticos, los ídolos, las modernas tecnologías, las drogas, el individualismo, …?                                                             

Desde la fe tenemos UNA sola respuesta: ¡¡¡JESUCRISTO, fuente de liberación del mal y Señor de la historia!!!  A Él apunta el Jubileo, al Señor de la Paz, que es la meta, llamándonos a la CONVERSIÓN permanente y a la SOLIDARIDAD, que es el signo sacramental de credibilidad de nuestra fe.

Si escuchamos el sonido y el grito de los pobres y de nuestra casa común, que se hace cada día más clamor, todos tenemos UNA DEUDA QUE SALDAR: hacia Dios, hacia los Hermanos y hacia la hermana madre Tierra.

¿CÓMO CONCRETIZAR TODO ESTO?

La Iglesia nos ofrece medios potentes y eficaces:

  • La Palabra de Dios y la oración;
  • Los sacramentos, y en especial la Eucaristía y la Reconciliación (Días de la Misericordia);
  • Obras de caridad – solidaridad – justicia, abiertos a la Vida y constructores de Paz.

Como ven, el Jubileo tiene dimensiones que necesitan concretizarse en ACTITUDES personales y en COMPROMISOS comunitarios, eclesiales, sociales y culturales.

El lema de este Jubileo es PEREGRINOS DE ESPERANZA, que nos llama a TRANSFORMAR el presente, centrándonos en CRISTO CRUCIFICADO – RESUCITADO.

En medio de la oscuridad de la noche (Cristo y Humanidad CRUCIFICADOS), ESPERAMOS con ansias la luz del nuevo día, la aurora de la SALVACIÓN (Cristo y Humanidad RESUCITADOS).

Desde la fe estamos llamados a ser PROFETAS DE ESPERANZA y de un nuevo Humanismo, con un corazón apasionado por Cristo y su Espíritu.   Así, con creatividad, podremos dar forma concreta a la Esperanza en nuestras familias, comunidades, movimientos, colegios, barrios, instituciones, lugares de trabajo, grupos sociales, …

En este Año de Jubileo podremos:

  1. Rezar la Oración del Jubileo (y el Himno);
  2. Acudir al templo jubilar del Vicariato, que será la catedral de Coyhaique, donde habrán mayores oportunidades para celebrar el Sacramento de la Reconciliación; y tendremos “Días de la Misericordia” también en varias Comunidades del Vicariato, (en Cuaresma);
  3. Implementar en TODAS las Comunidades e instancias de la Iglesia de Aysén las Orientaciones Pastorales 2025 – 2030, para una Iglesia de comunión, participación y misión;
  4. Desde la creatividad y las posibilidades de las Comunidades surgirán obras de caridad – solidaridad – justicia, sobre todo celebrando “Jubileos sectoriales” (pescadores, migrantes, catequistas, adultos mayores, enfermos y personal de la salud, pobres, artistas, …) con los tres elementos de la pastoral: evangelización y catequesis / liturgia / solidaridad.
  5. En comunión con toda la Iglesia finalizaremos el Jubileo el 28 de diciembre de 2025.   

Invocando a Santa María, Virgen de Aysén, Madre de Misericordia, fecundada por el Espíritu Santo, celebremos con alegría y ESPERANZA este Año de Gracia, que Dios nos regala para ser cada día más una Iglesia profética y misionera

Fraternalmente, les alienta y bendice,

+ Luis Infanti De la Mora, osmObispo Vicario Apostólico de Aysén

Coyhaique, marzo de 2025