PATAGONIA: PUEBLOS Y TIERRAS DE PAZ

40 años tratado Chile-Argentina
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Homilía en los 40 años de la firma del Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Argentina Balmaceda – 19 de octubre de 2024.

Acabamos de hacer una linda ceremonia en la capilla de la frontera, en el Paso Huemules, donde también colocamos las banderas de Chile, de Argentina y del Vaticano, porque hace 40 años no fue la ONU, sino el Papa San Juan Pablo II, que quiso facilitar el diálogo entre dos pueblos.

Si hubiera habido guerra, yo creo que casi ninguno de nosotros aquí presentes estaríamos hoy aquí, así es. Vemos en estos días en otros lugares y latitudes del planeta lo que significa la guerra: tanto odio, tanto dolor, tanta muerte, tanta destrucción de toda la población. Eso no lo queremos, por eso que el diálogo entre Chile y Argentina en esos años ha llevado a una VICTORIA, a un triunfo, porque con la guerra todos perdemos, con la paz todos ganamos.

Recuerdo un niño, que con la sencillez y la transparencia del niño, viendo la guerra de estos días, le dijo a su papá: “Papito, aquí hay buenos y malos, los malos hacen la guerra, matan. Si nosotros matamos a los malos, quedamos solo los buenos”. El papá le dijo: “No, si matamos a los malos, NO quedamos los buenos, QUEDAMOS LOS ASESINOS”. Así es la violencia, la violencia engendra más violencia, y si nos miramos unos a otros, nos damos cuenta que SOMOS HERMANOS. Nos diferencia el rostro, la cultura, el idioma, la religión. Tenemos límites, que son para mucho papeleo y burocracia, pero en el corazón sentimos que SOMOS HERMANOS.

Entonces hoy día, después de 40 años, DAMOS GRACIAS A DIOS POR LA PAZ, POR LA VIDA que ha florecido en nuestros pueblos, en nuestra Patagonia. Y hoy día desde la Patagonia también queremos LANZAR UN GRITO DE PAZ AL MUNDO ENTERO, porque la paz es posible y lo hemos demostrado. Sin embargo, el pasado nos llama a reconocer, agradecer, pero también a APRENDER, ya que la paz no es una conquista y una victoria definitiva, para siempre. Hay que construirla día a día, por eso si estamos aquí hoy día, en feliz armonía y amistad entre autoridades, pueblos, candidatos, militares, gendarmería, carabineros, en fin, sentimos que desde cada una de nuestras entidades, instituciones, familias, pueblos, estamos llamados a SER EDUCADORES DE PAZ, A SER LIDERES MORALES Y ÉTICOS DE PAZ. Una paz que se va construyendo desde el corazón humano, lo hemos escuchado en el Evangelio, en que Cristo resucitado da el saludo de la paz. Pero nos dice Jesús “no como la paz que da el mundo, sino como YO les doy MI PAZ. La paz de Jesús es una vida entregada, hasta la cruz, para salvarnos, para asumir en sí el pecado de la humanidad. Dios triunfa frente al pecado y a la muerte, por eso la Resurrección de Jesús es la plenitud de la vida, Cristo resucitado es nuestra paz, una paz que estamos llamados a construir en nuestras familias, en nuestros pueblos, una paz que surge del corazón y por eso a veces la debilidad humana nos lleva a no tener mucha paz interior. Por eso la pedimos a Dios, y hemos querido empezar este encuentro fraterno con la Eucaristía para pedirle a Dios que nos dé un corazón de paz y que desde el corazón brote paz en nuestros pensamientos, en nuestras decisiones, en nuestros gestos, en nuestras actitudes.

Una paz que tiene también una dimensión política muy relevante. La paz no es sólo una característica espiritual de Dios y de los amantes de Dios, sino que tiene también consecuencias políticas, sociales, económicas, culturales, educativas, comunicacionales.

Y qué lindo entonces que podamos decir, también en Chile en estos tiempos de elecciones, que no somos enemigos, no somos adversarios unos de otros, sino que somos hermanos, que tendremos miradas distintas, tendremos opciones distintas, pero no para destruirnos, sino para crecer juntos. Y esto lo queremos hacer con mayor integración, con mayor fraternidad social entre nuestros pueblos, porque hoy más que nunca tenemos conciencia de la belleza de la Patagonia, lugar privilegiado del Planeta, repito, Patagonia, lugar privilegiado del Planeta, donde vivimos y donde estamos llamados a prolongar esos compromisos de 40 años atrás.

Estamos llamados a construir paz con Dios, con nuestros hermanos y con la hermana Madre Tierra, una tierra tan bendecida por Dios. Y junto con decir SÍ a la paz, decimos también NO, decididamente, a la violencia, a la guerra. Vemos lo que significa la guerra en estos días, en otros lugares del mundo. Pero a veces tenemos participación también, creo yo, en estas guerras, porque a veces hacemos la guerra a los pobres, a los migrantes, a los adultos mayores, a la hermana Madre Tierra. No solo tirando bombas se hace la guerra, sino marginando con la injusticia, con la pobreza, con la violencia, …

Pero también me hago una pregunta, y podríamos hacérnosla todos. La guerra se hace con armamentos para destruir al otro, los armamentos se hacen con minerales. Argentina, Chile, ¿en qué cooperas con la guerra? Con tus minerales, con los cuales quizás se fabrican armamentos. No tengo datos, pero es una pregunta que sería bueno que nos hiciéramos. Porque la guerra no es solo de Ucrania, de Gaza, sino que nos dice el Papa Francisco que estamos en “una guerra a pedazos”, hay como 50 países en guerra en este momento.

Por eso bendigamos a Dios porque nos da el don de la paz, pero sintamos que la paz la conquistamos día a día, y si hoy estamos aquí queremos decir: “SÍ, YO QUIERO SER EDUCADOR DE PAZ, YO QUIERO SER UN LÍDER MORAL, ÉTICO DE PAZ”. Que nuestra vida como personas y como comunidades lo demostremos, esto ES UNA URGENCIA, SOBRE TODO DESDE NUESTRA FE. Pero es una urgencia de TODA PERSONA DE BUENA VOLUNTAD, por eso los invito a fortalecer nuestra integración, nuestra unidad con tantas iniciativas que ya se están realizando a nivel cultural, deportivo, religioso, que fortalezcamos esto y manifestemos decididamente nuestro amor y nuestro sí a nuestra tierra, a nuestro pueblo, al futuro de nuestros pueblos manifestando nuestra fe y diciendo “Creo en Dios”…

+ Luis Infanti De la Mora, osm – Obispo Vicario Apostólico de Aysén