Muy queridos hermanos y hermanas:
Convencidos del poder de la oración, en que todas las religiones la tenemos como un medio para sintonizar y entrar en comunión con Dios, el Papa Francisco nos ha llamado a que este año 2024 intensifiquemos nuestra oración, para una mejor preparación al Jubileo del próximo año.
La mejor oración es de ALABANZA, reconociendo la acción de Dios en nosotros como Señor de la Vida, Dios de Amor. Alabanza y ACCIÓN DE GRACIAS van de la mano, pues es reconocer que todo lo que somos y tenemos viene de Él, son dones de Dios que nos regala cada día.
Nuestra oración es también para pedir PERDÓN a Dios por nuestras infidelidades hacia Él, por nuestros rechazos a su Palabra y a su Voluntad, por nuestra convivencia con el Maligno, por nuestras lentitudes e indiferencias frente al Bien que deberíamos hacer.
Y nuestra oración también se eleva al Padre Dios para PEDIR lo que necesitamos. Tal vez ésta es la oración más frecuente en nosotros, pues desde nuestra debilidad, acudimos al Todopoderoso para que nos libre de enfermedades, injusticias, hambre, pobreza, guerras, falta de trabajo, odios, violencias,… y nos conceda paz, vida digna, armonía y bienestar.
“Que se haga Tú Voluntad”, rezamos en el Padre Nuestro, y quizás sea ésta la oración más difícil, pues más que decirle nosotros muchas cosas a Dios, la oración es esencialmente ESCUCHAR A DIOS que me habla (de tantas maneras, formas, momentos, personas,…) y saber RESPONDERLE a su Palabra. Para ello se necesita silencio, serenidad, atención, concentración,… espiritualidad.
Actitudes que tal vez nos cuesta asumir en estos tiempos de tantos ruidos, de avalanchas de comunicaciones y noticias que no nos dejan entrar en nosotros mismos, y por lo tanto fácilmente somos manipulados “según el favor del viento”, por ideologías, posturas, decisiones,… de otros.
En este mes bendito, en que celebraremos a los Santos Pedro y Pablo, columnas de la Iglesia, discípulos de Jesús, capaces de ser líderes en la fe, convencidos y convincentes en su testimonio de vida cristiana, consecuentes y valientes hasta llegar al martirio, a entregar su vida (como Jesús) por fidelidad a su fe, que sean nuestros guías inspiradores para que en nuestra querida Iglesia de Aysén nuestra oración produzca abundantes frutos de divinidad.
Que la Paz de Cristo y la protección de Santa María fortalezcan nuestra fe y nos hagan más personas de oración, misioneros y dóciles al Espíritu Santo.
Fraternalmente les saluda y bendice,
+ Luis Infanti De la Mora, osm – Obispo Vicario Apostólico de Aysén